Historia

Un esbozo del desarrollo de la Congregación.

La Congregación de las Hermanas Dominicas Misioneras de Jesús y María surgió del amor a la Iglesia. Este amor al Cuerpo Místico de Cristo les fue inculcado por el Padre Jacinto Woroniecki (1878- 1949), Fundador de la Congregación, hijo espiritual de Santo Domingo y San Jacinto. Estuvo en diferentes países de Europa y siendo un observador perspicaz, conoció bien los problemas socio- nacionales y la situación de la Iglesia.Sensible a los asuntos Divinos, percibió las amenazas de la fe y las faltas en la formación espiritual de los fieles. El mandato misionero de Cristo rezonaba con fuerza en su corazón. El mismo dedicó su vida al servicio espiritual en varias esferas (como profesor, pastor de intelectuales, teólogo, director espiritual, escritor, renovador de la provincia polaca de dominicos) de acuerdo con la reconocida voluntad de Dios. La comunidad monacal- obra que dejó, permanece hasta hoy día y sigue emprendiendo el esfuerzo para realizar las tareas que le fueron confiadas. El Padre Jacinto las definió: „El objetivo de la Congregación es el trabajo misionero entre los gentiles y en Rusia así como hacer comprender la necesidad de este trabajo en nuestro país.”

En 1932 las primeras hermanas empezaron a llevar la vida comunitaria. La Madre Tomea Byszewska- dominica „alquilada” de la congregación francesa de Namur, guiaba la comunidad que se estaba formando, vigilaba la forma de la vida monacal y transmitía la riqueza de la espiritualidad dominica. La Hermanma María- Janina Wielowieyska, la más unida al Padre Jacinto Woroniecki, trajo el frescor del ideal misionero y la experiencia de reconocer el carisma. La Hermana Imelada- Zofia Błeszyńska se definía a sí misma como „tejido confuntivo”.

Ya durante la formación las primeras hermanas emprendían tareas apostólicas: catequizaban en las escuelas y después en barracas de Annopol y entre las prisioneras de Pawiak; llevaban una casa para muchachas que salieron de la carcel. Hicieron gestiones para salir a la misión a China.

En 1935 compraron una casa en Zielonka, cerca de Varsovia , donde trasladaron la Dirección y el Noviciado. Empezaron la construcción del Instituto Misionero – centro de estudios para los candidatos al sacerdocio e intelectuales de los terrenos orientales de Polonia (Kresy), como casa de retiros espirituales para distintos grupos sociales y el centro ecuménico.

El dinámico apostolado de todavía pequeña comunidad fue paralizado por el estallido de la II Guerra Mundial. Desde el principio de la misma, las hermanas se unieron a la acción de la Cruz Roja (alimentación suplementaria de niños y adultos, guardería). Organizaban y llevaban cursos de catequesis y un grupo tomista. La casa de las hermanas en la calle Królewska sirvió como punto de contacto para AK- Ejercito Nacional. La guerra debilitó mucho las fuerzas de la Congregación joven. Todas las hermanas sobrevivieron, pero varias veces tuvieron que huir de sus casas. Tomaron parte en el Levantamiento de Varsovia, ayudaron a la población civil cuidando a heridos, escondiendo a fugitivos , compartiendo alimentos. El mencionado Instituto fue destruido. Las hermanas fueron desplazadas a Szymanów y Ciężkowice cerca de Gidel.

Muchas veces experimentaron la milagrosa protección de la Providencia Divina.

Después de la guerra la Congregación participó en la reconstrucción de la vida social. En la parroquia de Santiago en Varovia y en Zielonka las hermanas cocinaban para pobres, distribuían alimentos, ropa y otros dones, catequizaban, organizaron un internado para estudiantes. Con el tiempo emprendieron el trabajo en el Instituto Tomista en Służew, en Varsovia y traducían la literatura religiosa; empezaron la actividad editorial. En aquel tiempo editaron casi 10 títulos (ayuda para catequesis y para labor pastoral). Su actividad caritativa iba tomando formas nuevas, de acuerdo con las necesidades y posibilidades, por ejemplo colonias de verano para niños y jóvenes). En 1949 la Congregación fue agregada, es decir, incluida conforme con la ley, a la Orden de Santo Domingo.

Los años cincuenta en nuestra Patria fue el tiempo de represalias comunistas. Las clases de religión fueron eliminadas de las escuelas. Las hermanas perdieron la posibilidad de realizar su apostolado y el trabajo retribuido. Las autoridades se apoderaron del internado en la calle Grójecka, les prohibieron a las hermanas el trabajo editorial. Para las hermanas fue el tiempo de pobreza material, pero de riqueza espiritual: aprovecharon ese tiempo para completar sus estudios teológicos, para el trabajo interior y para buscar nuevas formas de apostolado. Empezaron a catequizar y hacer otros trabajos en las parroquias.Visitaban sistemáticamente a los enfermos para rodearlos del cuidado pastoral. En la casa general organizaban días de retiro y ejercicios espirituales para laicos. Organizaron la actividad lectora. Para ganar dinero, algunas hermanas sacaron diplomas de maestras artesanas (bordaban y hacían edredones). La Madre María fue la iniciadora del Instituto de Vida Consagrada „Veritas Caritas”. En aquel tiempo los restos mortales del Fundador, Padre Jacinto Woroniecki, según su voluntad, fueron trasladadas de Caracovia a Varsovia.

Después de un corto tiempo de „deshielo” en 1956, se reforzaron acciones contra la Iglesia. Iba aumentando la pobreza material. La Congregación concentraba su actividad en sistematizar el trabajo apostólico en las parroquias y en el esfuerzo espiritual. Fueron fundadas las casas en Rembertów, en el barrio de Saska Kępa en Varsovia, y en Józefów. Fue recuperada en parte la casa en la calle Grójecka.Se desarrollaba la cooperación con otros conventos. Las hermanas participaban , por ejemplo en el Rosario Vivo de las órdenes femeninas y en las veladas en Jasna Góra. El Concilio Vaticano II (1963- 1965) dio una nueva esperanza a toda la Iglesia. Las hermanas se „dejaron llevar” por la entusiástica corriente de oraciones según la intención del Concilio. Y cuando ése terminó , con gran afán empezaron a estudiar sus documentos. La puesta en práctica de estos documentos se manifestó primero en la liturgia (el idioma polaco, la ornamentación de la capilla). La Iglesia en Polonia durante 9 años (1956- 1966) iba preparándose espiritualmente para el Milenio del Bautismo del país y las hermanas de todo corazón participaban en la realización del programa trazado.

A finales de los años sesenta se dieron nuevos cambios en la política del Estado: se abrieron un poco las fronteras y las salidas al extranjero se hicieron posibles. Gracias a eso creció el espíritu misionero en la Congregación- empezó la colaboración con misioneros, especialmente con Verbistas. Las hermanas participaron en la creación del Buró Misionero (base nacional de misiones), buscaban intenciones de Misa para misioneros, organizaban acciones de envío de paquetes. Empezó el directo apostalado de las hermanas allende la frontera del este. Las hermanas salían vestidas de laicas y bajo el pretexto de visitas familiares reconocían las posibilidades de actuar. Dutante esas visitas „familiares” catequizaban, preparaban para los sacramentos, entablaban contactos. Al regresar continuaban la obra enviando literatura religiosa, objetos de devoción y preparando temas para las futuras visitas. En Polonia, la Congregación contestaba a las necesidades (invitaban a los niños de orfanatos, organizaban ejercicios espirituales, el Rosario Vivo que daba becas a clérigos).

En 1973 fue fundada la primera misión de la Congregación : las hermanas fueron enviadas a Argentina. Era el tiempo de la explosión del espíritu misionero. Cada hermana ayudaba de algún modo a las misioneras en el Este o el Oeste( por ejemplo cada semana se enviaba una carta a Argentina). La muerte de la primera misionera, la hermana Dominika Sikora, después de un año de misionar en Argentina, fue una experiencia dolorosa.

Los siguientes años de la historia de nuestra comunidad se pueden definir como consolidación del „modus vivendi” después del Concilio. Tras un bastante largo tiempo „vacío” crecieron vocaciones. Se continuó y amplió el abanico de trabajos apostólicos (también allende la frontera oriental de Polonia). Las nuevas hermanas iban conociéndolos. Las vacaciones en Polonia de las hermanas de Argentina (una vez cada cinco años) eran grandes acontecimientos. Se empezó a agrandar la casa general.

Tras la elección a la Sede Apostólica del cardenal Karol Wojtyła (el 16 de octubre de 1978) en los corazones se instaló una inmensa alegría y esperanza de un mañana mejor de la Iglesia en Polonia. Dos años después fallecieron las Madres Fundadoras (una poco después de la otra), el mundo se vio sacudido por el atentado contra el Santo Padre, falleció el Primado del Milenio. En el país fue declarada la ley marcial y por lo tanto muchas formas del apostolado no se podían llevar a cabo. A pesar de muchas dificultades surgió una nueva casa de la Congregación , la de Siedlce.

La vida monacal en casi todas las casas se relacionaba estrechamente con la vida en las parroquias donde las hermanas trabajaban. Las hermanas de la comunidad en el barrio varsoviano de Ochota organizaban mensuales simposios ecuménicos; en su casa , al igual que en la casa general en Zielonka, se celebraban regulares encuentros de formación de numerosos grupos. Las hermanas trabajaban con jóvenes, también en el Movimiento Oasis, ayudaban a enfermos, participanan en peregrinaciones. Algunas hermanas estudiaron teología en la Academia de Teología Católica de Varsovia.

Gracias a los cambios en la situación internacional (el año 1989) se dio un viraje en el apostolado allende la frontera oriental de Polonia; acogíamos con frecuancia a las personas que venían de la Iglesia que se estaba despertando para entablar el contacto con nosotros. En aquel tiempo nuestras hermanas salían todavia esporádicamente. Por fin , en 1990, la hermana Ancilla se estableció en Kiev. Un año más tarde la hermana Casimira se juntó con ella y empezó a trabajar en la iglesia de Fastów. Iba creciendo el número de las hermanas enviadas a Ucrania. Nos pidieron cooperar los padres Pallotinos y en 1994 las hermanas empezaron a trabajar en la filial de su parroquia en Rokitno, cerca de Sarn. „Buscaban” allí a las personas creyentes, daban catequesis, animaban oraciones en la capilla hasta 1998, cuando llegaron allí sacerdotes.

El mismo año regresaron a Polonia las hermanas de Argentina. Tras intentos fallados de reforzar la comunidad misionera (dos hermanas enviadas a Wanda en 1988 y en 1989 abandonaron la Congregación)- la Madre General tomó la decisión de cerrar la casa. Y como se abrió la posibilidad de trabajar en el Este, decidió concentrar nuestras fuerzas allí. En el Año de Jubileo 2000, invitadas por el obispo de Liepajii en Letonia, las hermanas empezaron a trabajar en esa ciudad que durante muchos años había sido una base militar rusa. Además de evangelizar en el Centro parroquial, las hermanas se dedicaban a la pastoral de la juventud de toda la diócesis. Cinco años después emprendieron el trabajo en Kuldidze.

La proclamación del Evangelio en Polonia también cambió su forma: la enseñanza de la religión volvió a la escuela. Las hermanas advirtieron una nueva tarea- había que abrir el camino para Cristo en los ambientes hasta enconces cerrados a los asuntos de la fe. Por otra parte las catequistas tuvieron que completr los estudios. Entre los años 1995- 2008 las hermanas dirigieron la casa de Caritas en Mińsk Mazowiecki para personas mayores y para pobres.

El año 2004 trajo otro reto. Fuimos invitadas a trabajar en Rusia. Confiando en la intercesión del Fundador, las hermanas llegaron a Orło, en el suroeste de este gran país cuya evangelización está en nuestro carisma. A finales de 2004 a la Congregación le fue dada una gran alegría y reforzamiento de la esperanza : el 7 de diciembre de 2004 en Cracovia empezó el proceso de beatificación de nuestro Fundador, Padre Jacinto Woroniecki.

Los últimos meses de 2005 y los primeros de 2006 pedimos intensamente a Dios que reconociéramos y cumpliéramos Su voluntad en cuanto a nuestro compromiso misionero, fundando una casa en Bolivia. Estamos creando en común nuestra historia- mirando atrás y adelante, contemplando nuestro carisma. Nos ponemos delante de Dios con toda esta herencia, con la riqueza espiritual de más de 70 años de la existencia de la Congregación. Dando gracias al Padre Misericordioso, le pedimos, por Jesucristo que nos de el Espíritu Santo, para que escuchando su voz, permanezcamos fielmente en el servicio a la Iglesia , en el servicio a que nos llamó.